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¿Por qué al ser humano le gusta estar dentro del agua?

Desde niños chapoteando en la playa hasta adultos sumergiéndose en piscinas o tomando largas duchas para relajarse, hay algo en el agua que nos llama de forma profunda y casi instintiva. Pero, ¿por qué nos gusta tanto estar dentro del agua?

1. Vínculo evolutivo y memoria corporal

Se cree que nuestros antepasados pasaron tiempo en ambientes acuáticos para sobrevivir. Incluso antes de nacer, pasamos nueve meses flotando en líquido amniótico dentro del útero. Esta sensación de “zerogravity” y contención está grabada en nuestra memoria corporal como un espacio seguro y cálido. Por eso, muchas personas encuentran el agua placentera: es como volver a casa.

2. Sensación de libertad y ligereza

Dentro del agua, el cuerpo humano pesa menos. La flotación reduce la presión en las articulaciones y permite moverse sin restricciones. Esto nos da una sensación de libertad que es difícil de encontrar en tierra firme. Para muchos, nadar o simplemente flotar es una forma de desconectar del mundo exterior y reconectar consigo mismos. Es una forma de dejar ir el estres y flotar en la calma de las olas (sea en la playa o en la piscina); el agua nos puede llevar a la paz.

3. Relajación y salud mental

El agua tiene un efecto tranquilizante sobre la mente. El sonido rítmico de las olas o el burbujeo suave bajo el agua puede inducir un estado de meditación. Además, estudios han demostrado que estar en contacto con el agua reduce el estrés, la ansiedad y mejora el estado de ánimo. No es coincidencia que tanta gente diga que “piensa mejor en la ducha”.

“La natación es una herramienta poderosa que puede ayudar a reducir los niveles de estrés y mejorar la salud y el bienestar en general.”
Abbie Fish, Swimming Science
Source ( https://swimming.science/es/como-ayuda-la-natacion-a-superar-el-estres)

4. Conexión con la naturaleza

Estar en el agua, especialmente en entornos naturales como ríos, lagos o el mar, nos reconecta con lo esencial. Nos recuerda que somos parte de algo más grande. Esta conexión con la naturaleza —y el misterio que encierra el agua como elemento vital y simbólico— despierta en nosotros una mezcla de respeto, curiosidad y paz.

En resumen, al estar dentro del agua, no solo nos relajamos físicamente, sino que también sanamos emocionalmente. Nos libera, nos reconforta, y de alguna manera, nos recuerda quiénes somos. El agua es vida, desde tener que tomarla, hasta bañarnos y sacar las impurezas del diario a vivir. El agua nos regala limpieza, ligereza y libertad.